Se sumaron dos momentos más desde aquella tarde en que te ví a través de tus ojos.
Me confesaste, una vez más, la llegada a tu alma, con esa luz que te hace tan especial.
El poema te envuelve en el velo del atardecer.
A veces, te necesito en mis sueños para tenerte cerca.
No será lo mismo, porque el tiempo se ha vuelto cómplice de tus encantos.
Mi beso esperará solo un verano más para salir.