jueves, 24 de septiembre de 2020

Brinda



Vuelco la mirada para abajo y veo el jean manchado de vino tinto. Es cuando caigo que hace 7 meses que llegué a Mendoza, y que ya ni me mosquea si el mundo se vuelve violeta.

Los fuckers acontecimientos desvían sin piedad cada minuto del día. Ya no alcanzan las damajuanas para abastecer lo cotidiano. Se ha vuelto el mundo desquiciado? Parece no?

Estar viviendo en un epicentro vínico me ha vuelto, revuelta. 


No es fácil. para nada. Imposible seguir? para nada. 

Del vino surgen pasiones incontables y decidí acumularlas. 

Beban sin miedo. En breve van a inventar un chip de hígado. Mientras tanto, una de agua y una de tinto.

Sin relojes, con tiempos acelerados podemos construirnos un interior de fuego. Porque la llama se alimenta de uva fermentada por el presente y por lo que viene, que obvio depende de nosotros.

Sin brindis no hay salud.

Brindo por la conversión del agua en vino, por ese primer milagro amoroso de Jesús que nos hizo dependientes!