miércoles, 10 de noviembre de 2010

P (Gentileza de Jaqueline Martin)

P.

Hace un tiempo escuché una de las preguntas más raras que jamás me habían hecho: ¿ Cuál es mi letra preferida?.

Me dí cuenta que no tenía la respuesta así que me dediqué a buscar una por si alguien, alguna vez, volvía sobre el tema.
Después de pensarlo detenidamente me quedé con la siguiente: la P.
Todo sería diferente si no existiera la p. Las cosas sólo tendrían contra sin pro, lo cual siempre nos dejarían resultados negativos en los balances que, por supuesto, serían desequilibrados.
Por favor se utilizaría aún mucho menos que ahora, y los poetas serían gente que escribe en rimas.
Los pocos recursos potables que nos quedan dejarían de serlo, aunque mineral no lleva p, por lo que todavía tendríamos agua.
En lugar de padres tendríamos madre y tutor. La familia sería más reducida sin los primos, y los padrastros no serían más que el segundo matrimonio de mamá.
Nadie se encontraría nunca de parabienes, y por fin se desmentiría ese invento que los novios de mucho tiempo se convierten en parejas.
No andaríamos por ahí buscando soluciones, puesto que no habría ningún problema para el cual encontrarlas.
Nuestra moneda no sería tan desvalida respecto del dólar;se acabarían los conflictos entre países,y el petróleo dejaría de ser un justificado iniciador de guerras.
Algunos que otros zafaríamos de ser tan pesados, y los pelados serían gente sin ganas de mostrar su verdadero color de cabello.
Los Pérez no tendrían que hacerse cargo de las cuestiones de la gente, y todo recaería exclusivamente en los García.
No deberíamos obedecer tantas pautas, y al quedarnos sin pensamientos, probablemente sintiéramos más.
El pantene sería más barato, ya que no nos cobrarían la marca;
y a los policías no les quedaría otra que autorreconocerse como vigilantes.
Sin p no habría peros, más tampoco posibilidades. Ni puestos de trabajo, ni proyectos, ni por o para siempre.
Sin p no habría plurales, pertenencia, o participación. Ni productos en promoción, de esos que dan dos por uno. Ni polenta en invierno, ni pergaminos firmados en séptimo grado, ni payanas,ni pido ganchos.
Sin p no habría paseos, ni pelotas, ni películas.
Ni protagonistas, ni pasiones, ni perros, ni paz, ni pacifistas.
Y primero, primordial y por sobre todo, sin p no habría palabras.


Por Jaqueline Martin