Son días que pasan lentos y extraños. Casi no pasan. No me dejan tragar, y me producen tos.
Estoy a punto de llamarte y me detengo, porque pienso que lo mejor es que no nos veamos y que no hablemos como si fuéramos amigas. Soy confesa.
De hecho no lo somos. De hecho ya no sé que somos.
Nuestra relación cambió. Nosotras cambiamos.
Ya no nos queremos como antes y la pasión se tomó vacaciones largas.
No sé ya quien fue, que fué, que influyó. Lo que sé, es que no estamos juntas.
Y acostumbrarse a la idea cuesta mucho. Si es que acostumbrase es la respuesta para ser feliz y comenzar una nueva vida.
Porque tiene que ser relajado, tiene que ser lindo el momento de construir una vida con alguien y no quiero alejarme de eso.
Alguna vez te dije que necesitaba una prueba de amor. No fue hace mucho. Y te lo dije porque lo necesitaba, porque sentía que no sentías lo mismo que yo; que tu corazón iba por un camino distinto al mío. Hoy entiendo que esa duda me hacia mal.
Podemos tener muchas cosas en común, pero somos muy distintas. Y eso distinto que alguna vez nos atrajo, hoy nos separa.
Solo espero que seamos felices. Ambas nos merecemos todos los días tener un pedacito de eso.
Si no fue imposible que crezcamos juntas estos años, no será imposible tampoco que construyamos nuestras vidas separadas.
Un pedazo tuyo me lo guardo para siempre. Eso estuvo increíble. No lo voy a olvidar nunca.
Ya pasaron 3 días.
Ya sabés que entiendo algunas cosas con efecto tardío.