Desde hace años que ya no armo arbolito. Pasa que en las casas que habito hay gatos y por ende el fin de la decoración.
El 8 de diciembre anuncia muchas cosas. Lo incrédulo de una madre que sin contacto y por obra del espíritu no tan santo, conciba un hijo. Cada vez me suena más raro.
El punto es que se va el año. Éste año. Uno cualquiera? Pues no.
Uno en dónde reinó la paz mundial y la educación para ser hermanos? Tampoco.
Y a pesar de esos grandes pesares voy al rescate de lo vivido.
Primero de estar viva. Agradecida.
De que puedo seguir jugando con las palabras y lo que crean cuándo se unen. Segundo point que tengo para llenar la copa.
Son 7. Intento ser resumida.
La tercera es que tengo a Ma y Pa en carrera. Ya saben cómo han cambiado mis relevos. A mi hermana y hermano. A mis sobrinos y ahijados amados y a mis amigxs!!
Ya levanto a la dama Juana para brindar! La tercera es a fondo.
En la cuarta brindo por el techo y los alimentos. Los que estuvieron para nutrirnos y protegernos. Gatos y humanos al mismo nivel. Gracias por el refugio divino.
Pongo quinta y acelero. En la 7 viene el rebaje.
Brindo por la libertad y los derechos que por más que lo intenten no van a poder sacarnos.
La 6 es la energía. Por esos seres preciosos que se esmeran por vibrar en armonía.
Rebajo a 7. Mi amada numerología condescendiente en cada paso que doy para ésta áspera dimensión que transito.
Brindo. Siempre brindo. Cada vez el chin chin suena mejor.
Que suene. Que nos una. Que nos haga ser nuestra mejor versión.
Es tiempo, sin tiempo.
Salud!!!