Anoche soñé que me moría. Me desvanecía en las vías del tren sin motivo aparente y en una centecima de segundo me elevaba como flotando en el aire y subia con mucha paz. No subia mucho, porque dentro del sueño pensé: justo ahora? la estoy pasando tan bien!
Fue como una resignacion, mas bien una entrega, porque insisto, no me daba ni siquiera bronca morirme, todo lo contrario. Cuando caia a las vias, veia como el tren venia hacia mi para ponermela de lleno sin piedad y sin embargo ese instante ni lo sentia asi. No habia dolor. Podria pensarse que el impacto iba a dejarme alguna marca, una secuela o algo de sangre que viera, pero no. Era golpe seco y seguido venia el aire que me llevaba como esos turbos que se prenden de abajo y que te dejan la cara haciendo liftins de vientos.
Hoy cuando me desperté, me acordé del sueño. Y agradecí tener la posibilidad de soñar. De morir también, porque en definitiva dudo que se sienta dolor en el momento del traspaso. Mientras tanto recorreré el trecho.
Y vías.
Hasta que caiga.
Y para eso falta.
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