martes, 1 de diciembre de 2009

Descanso

Incoherencia desmesurada que congela los sentidos más, que aquel frío con el que el invierno la abrigó. Y sin embargo se siente bién. Un cosquilleo, sutil y delicado, aflora como la hoja de otoño sobrevolando, hasta que cae en los hombros del banco de una plaza abandonada.
Y esa lluvia, esa lluvia que no cesa, que no quiere irse en épocas de sequía. Quiere estar cayendo todo el tiempo. Tal vez saber que el descanso llegará, la motiva. Porque el final de ella puede que sea de marmol, pero no es ahora. Es otra cosa, que no imagina cuando salió a caer. Igual está haciendo depósitos en su imaginario, entre ellos, vestirte de flores naranjas y prender de a poco leños en el hogar.